OPINIÓN

Peligro: poliomielitis

Emilio Arteaga | Lunes 04 de noviembre de 2013
Hace unos días la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que hay 10 casos confirmados y 12 más en estudio de poliomielitis en niños sirios. La aparición de esta enfermedad viene a sumarse a los terribles efectos que la guerra civil está teniendo sobre la población siria y, muy especialmente, sobre los niños. La situación aun podría empeorar si se produce una epidemia, lo que no es descartable debido a la interrupción de los programas de vacunación a causa del conflicto bélico. La vacuna de  la poliomioelitis es obligatoria en Siria desde 1964 y la protección llegó a ser de más del 95 % de los niños, lo que condujo a la erradicación de la enfermedad en 1999. Pero desde 2010, debido a la confrontación armada y a los desplazamientos de población, muchos niños no han sido vacunados, hasta el punto de que, según la OMS, en 2012 solo el 52 % de los niños de entre uno y dos años estaban protegidos, lo que implica un alto riesgo de que, una vez que han aparecido los primeros casos, se desencadene una epidemia de proporciones difíciles de predecir. También existe un grave peligro de extensión a los países vecinos, debido a la masiva llegada de refugiados. Las autoridades sanitarias europeas han alertado asimismo de la posibilidad de importación de casos a Europa, dado que desde el inicio del conflicto se han registrado más de 15.000 solicitudes de asilo político, lo que podría provocar algún caso entre la población europea, debido a que hay personas no vacunadas, por diversas razones pero sobre todo por activismo antivacunas, si bien, debido al amplísimo porcentaje de población protegida, el riesgo de epidemia entre nosotros es muy pequeño.

La poliomielitis es a la vez motivo de esperanza y de frustración. Esperanza porque su erradicación es posible, frustración porque cuando parece que estamos a punto de conseguir el objetivo, algo se tuerce que supone un freno y cierta regresión y obliga a hacer de nuevo una parte del camino ya recorrido. La OMS propuso en 1988 el objetivo de erradicación global de la poliomielitis para el año 2000. A pesar de enormes progresos en el control de la enfermedad, el objetivo no se consiguió y, desde entonces, se han fijado nuevas fechas, que tampoco se han cumplido. La última era 2012 y tampoco se ha conseguido, aunque parecía que estábamos muy cerca de lograrlo. A 26 de diciembre se habían registrado en todo el mundo 215 casos, por 650 casos en 2011. Solo había tres países en el mundo con transmisión endémica del virus, Paquistán y Afganistán en Asia y Nigeria en Africa y otros dos con casos esporádicos, Níger y Chad, ambos vecinos de Nigeria. Sin embargo, las campañas de vacunación en Paquistán sufrieron un serio contratiempo cuando en junio de 2012 los talibanes de las denominadas FATA (Areas Tribales bajo Administración Federal), unas zonas fronterizas con Afganistán y con una abrumadora mayoría de población pashtún, prohibieron la vacunación, por motivos no demasiado bien explicados, entre los que había una confusa y delirante pretendida relación con los ataques del ejército estadounidense con aviones no tripulados (drones). En diciembre 9 trabajadores sanitarios fueron asesinados y en enero otros 6 y un médico en provincias del sur, en las zonas con mayor prevalencia de poliomielitis. Como consecuencia de estos actos criminales, la ONU abandonó su participación en las campañas de vacunación, que fueron finalmente suspendidas por el gobierno paquistaní en esas zonas. Debido a todo ello más de tres millones y medio de niños paquistaníes han dejado de ser vacunados, lo que supone un serio peligro de reteroceso. En un estudio retrospectivo del efecto de la vacunación masiva en Paquistán y Afganistán entre 2001 y 2011 publicado en The Lancet, una de las dos revistas médicas generalistas más prestigiosas del mundo, se demuestra el gran avance conseguido pero, a la vez, se alerta que desde 2006 ha ido bajando el porcentaje de niños vacunados y, en 2011, el 40 % de los niños menores de 3 años en la provincia sureña paquistaní de Beluchistán y en las FATA no estaban protegidos y se advierte que, para que la erradicación sea posible, el porcentaje de niños no protegidos debe ser inferior al 10 %. Además, la situación de Paquistán afecta negativamente a Afganistán, ya que los virus que circulan en Afganistán proceden de Paquistán. También es un riesgo para otros países vecinos, como se demostró en China, donde en 2011 se produjo un brote epidémico de poliomielitis por primera vez desde 1999 importado de Paquistán, con 18 casos paralíticos y uno mortal.  Algo parecido sucedió en Nigeria en 2003-04, cuando líderes políticos y religiosos lanzaron una campaña contra la vacunación, con el ridículo argumento de que la vacuna podía producir esterilidad y sería un plan de los países occidentales para exterminar a los musulmanes. El boicot produjo un rebrote del número de casos en Nigeria y se extendió a otros 15 países africanos. Está claro que la situación es en estos momentos peor que en enero de 2012 y que podemos anticipar un incremento del número de casos en el próximo futuro.

Resulta frustrante constatar como las guerras, los conflictos políticos, la ignorancia, el fanatismo religioso y la desidia impiden la consecución de un objetivo que está plenamente en nuestras manos alcanzar, la erradicación de una enfermedad gravemente incapacitante y con un alto índice de mortalidad y que va a seguir causando estragos entre los más débiles y desprotegidos, los niños.

 

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