Jueves 17 de octubre de 2013
Mucho ha esperado el conseller de Turismo, Carlos Delgado, para saltar a la arena en la cuestión lingüística. En los últimos meses ha permanecido callado, ha sido el gran mudo mientras el Consolat ha cargado con todo el desgaste político a causa de la confrontación con los docentes. En el último momento, Delgado se ha lanzado al ruedo y le ha lanzado un generoso y sutil capote a su presidente Bauzá. Ha recordado a los alcaldes del PP de la Part Forana díscolos con el TIL que "deberían estar contentos" porque se aplica el programa trilingüista de su partido. También ha recordado lo que todo el mundo sabe: su coincidencia ideológica total y absoluta con el presidente en materia educativa y lingüística.
Es sorprendente la habilidad de lince del exalcalde de Calvià. Ha visto como sus postulados salían adelante dentro del PP sin despeinarse. Ha contemplado como se queman otros: el Consolat, Rafel Bosch, Joana María Camps, Guillem Estarellas, mientras él no ha tenido el más mínimo desgaste. Otros le han hecho el trabajo para que el PP se vaya alineando con los principios delgadistas.
Dentro de un año, cuando se acerquen implacables las elecciones, el PP tendrá mucha gente consumida después de haber peleado durante tanto tiempo contra la crisis económica y en el duro campo de batalla lingüístico. Hará falta gente con el prestigio intacto. Y aquí lo único que funciona es el turismo, controlado por Delgado. Cuando llegue el otoño del 2014 vendrá su oportunidad. Otros le habrán hecho el trabajo a la par que se calcinaban en el intento.
La hora del exalcalde de Calvià se acerca. Por eso ha saltado a la arena estos días de manera reflexiva, pensada y medida. El PP va hacia Delgado y hacia todo lo que ha defendido durante décadas. Se le aproxima la oportunidad que estaba buscando. Los acontecimientos le están poniendo el partido en su propia bandeja.
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