EDITORIAL

No a la ecotasa de Més

Miércoles 09 de octubre de 2013
El PP ha dado portazo en el Parlament a la petición de la coalición Més de crear una nueva ecotasa, rebautizada con el nombre de Impuesto de Estancias Turísticas. Los populares han recordado el "fracaso" de la ecotasa, que este mismo partido derogó en la legislatura 2003-07 cuando Matas recuperó el poder. De hecho la polémica sobre la ecotasa fue uno de los factores que determinó la derrota de la izquierda en el primer Govern Antich. Es lógico que el PP se oponga ahora o traicionaría una de sus banderas ideológicas de los últimos lustros. También es comprensible que no haya excesivo interés por parte de los populares de gravar con impuestos a los turistas, ahora que los empresarios ajustan los precios al mínimo para no perder clientes y cuando lo más importante es mantener la imagen del Archipiélago como un destino único por su relación calidad-precio. Sin embargo, y expuestas estas premisas, mucho hay que hacer para que Baleares pueda resarcirse de los gastos que implica el fenómeno turístico. Durante los meses cálidos, las infraestructuras isleñas son utilizadas al máximo, las playas, parques y jardines tienen que cuidarse y toda inversión en los mobiliarios públicos urbanos es importante de cara a mantener prestigio y clientela. Hay que sacar recursos de donde sea sin que ello implique tener que exprimir aún más a empresarios o a turistas. Es hora de hacer frente común para exigir un financiamiento justo a Madrid, precisamente para que Baleares pueda volver a ser un motor económico de primera magnitud. No se trata de insolidaridades con otras comunidades mucho menos productivas, es puro sentido común. El hecho de que Baleares no pueda acometer sus proyectos más importantes por falta de dinero perjudica a los isleños, pero también a otras autonomías que no están en condiciones de generar los ingresos que aquí se podrían conseguir con más apoyo de Madrid.  Pongamos como ejemplo, entre otros muchos,  un Palacio de Congresos vergonzosamente inacabado o una fachada marítima  de Palma que necesita imperiosamente una gran reforma de embellecimiento y reducción del tráfico rodado, entre muchas más iniciativas a lo largo y ancho del Archipiélago. Es necesario obtener los recursos que se le niegan a Baleares y que en justicia son suyos sin tener que pasar la palangana a los turistas cada vez que aterrizan para estar entre nosotros. Para vivir, Baleares no puede marchitarse.

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