OPINIÓN

Elogio de la incompetencia

Matías Barón | Lunes 30 de septiembre de 2013
Pretender que nuestros jóvenes salgan del colegio hablando correctamente catalán, castellano e inglés es un objetivo en el que creo que todos estaremos esencialmente de acuerdo.

Dudo que entre los docentes o los padres que apoyan (diría apoyamos, pero ni soy docente ni soy padre) la huelga y las movilizaciones contra el TIL exista alguno que no quiera tal fin en términos teóricos.

Sin embargo, José Ramón Bauzá y los suyos han conseguido encender un fuego sin precedentes, que incluso amenaza ya con consumir buena parte de la fuerza del PP en la Part Forana.

Conseguir semejante polémica con algo en lo que todos estamos esencialmente de acuerdo demuestra, en mi humilde opinión de ciudadano asombrado, que la incompetencia del Ejecutivo de Bauzá alcanza cotas nunca vistas ni aquí ni en ningún otro sitio del mundo civilizado o incivilizado.

Tras cortarle la cabeza a Rafel Bosch por no acatar sus órdenes, Bauzá optó por una Consellera, la Sra. Camps, que en dos meses pasó de reconocer su total ignorancia en temas de educación a proclamar que jamás daría un paso atrás en su política educativa.

La ignorancia hace atrevido al hombre, en este caso a la mujer, y cuanta más ignorancia, mayor atrevimiento. ¿Realmente cree tener un mínimo conocimiento en materia educativa en dos meses? Esta polémica le costará el cargo, pero eso ella aun no lo sabe. Bauzá encontrará sin problemas a otro ignorante que ocupe su puesto.

Después, Bauzá se burló del TSJ (al que no le ha hecho mucha gracia el asunto) y mediante el trágala del Decreto-Ley implantó el TIL de la noche a la mañana, sabiendo como sabe que la escasez de medios impide a los centros públicos cumplir con los mínimos necesarios para tal implantación.

Tras años de recortes en salarios, en recursos y, por tanto, en calidad de la enseñanza, los padres y los profesores estallan y organizan una huelga sin parangón del color de la esperanza.

Y aquí aparece el auténtico PP de Bauzá, prietas las filas.

Por un lado, aparece un no se sabe quién y tilda la huelga de “huelga bolchevique”. ¿Sabrá esta persona siquiera qué es un bolchevique? Le recomiendo humildemente leer La noche quedó atrás, de Jan Valtin. Lea, hombre, lea, que no hace daño, y luego me cuenta si esta huelga modélica, pacífica, transversal y organizativamente admirable le sigue pareciendo “bolchevique”. Dígalo claro, hombre. Diga que “todos los huelguistas son unos rojos”, y así ya estará directamente en otro siglo.

Por otro lado, aparece la Portavoz del Govern, la Directora de la Oficina del Defensor del Menor y la diputada Aguiló y advierten a los padres que secundan la huelga con sanciones e incluso con retiradas de custodia por no llevar a sus hijos a clase. Solo esto merecería la destitución fulminante de las dos primeras y la dimisión de la tercera. No se me ocurre mayor miseria política que sus declaraciones, mayor aberración jurídica y mayor torpeza estratégica.

Y finalmente aparece el jefe de filas de esta camarilla de irresponsables políticos, el inefable José Ramón Bauzá, y espeta sin temblarle la mandíbula que las minorías no están para cuestionar las decisiones de las mayorías. Señor mío: cien mil personas en la calle, sin duda muchos ex votantes del PP, merecen bastante más respeto que el que usted, en su fanatismo, les presta.

Pero aunque fuera un apoyo minoritario, evidentemente el papel de las minorías es cuestionar las decisiones de la mayoría. Cuestionarlas, criticarlas y combatirlas legalmente. ¿Pero qué se ha creído Bauzá que es la democracia? La democracia parte del respeto a las minorías, no de la exigencia de su silencio, no de su ninguneo. Cierto que quien manda, manda. Pero esto es un sistema de partidos, un sistema representativo.

Aquí no votamos cada cuatro años a nuestro déspota de turno, sino que votamos a un Presidente dentro de un sistema parlamentario y representativo.

Por no hablar de las patéticas referencias a la mayoría silenciosa. Teniendo en cuenta quién fue Nixon, padre de la expresión y espía de sus propios ciudadanos, no parece ser una referencia muy recomendable.

Tras el apabullante éxito de la manifestación del domingo, la mayoría ya no es silenciosa. Es festivamente ruidosa, reivindicativa y viste de verde.

Pero ese argumento absurdo del PP de Bauzá, cual boomerang, vuelve e impacta en la cabeza de quien lo usa. Si a Bauzá lo votaron 190.000 personas, hay 900.000 que no le apoyan, o 750.000 si excluimos a los menores de edad. Tal y como Antonio Gómez, Doctor en Exactas, nos ha enseñado, cien mil personas son el 7% de la población, y al PP le votó el 18%. Correcto: al PP no le votó el 82%, y del 18% que le votó, miles estaban el domingo en las calles.

Es peligroso apropiarse del silencio de los demás, o presumir que quien no hace explícito apoyo a la huelga está implícitamente apoyando al PP de Bauzá. Es peligroso y es falso. Miren si es peligroso y es falso que Bauzá jamás convocaría una manifestación a favor del TIL afirmando que los no asistentes están en su contra.

En definitiva, la implantación del TIL acredita claramente que cuando la incompetencia, el fanatismo y la torpeza dirigen las acciones de un Gobierno, cualquier objetivo, por loable que sea, acaba prostituido.

Y cuando uno es capaz de estropear todo lo que toca y de generar conflicto en todo lo que hace, debería reflexionar sobre sus acciones, esconder un poco el pecho y descubrir que ser de derechas no implica ser prepotente, que ser centralista no implica ser ignorante, y que escuchar al adversario enriquece más que escuchar los halagos de los aduladores.

Especialmente si esos aduladores además son, como suelen ser, incompetentes.

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