EDITORIAL

El PP, acosado por sus ultras

Domingo 29 de septiembre de 2013
El Partido Popular de Baleares que preside José Ramón Bauzá se encuentra en una encrucijada que puede ser definitiva. El partido hegemónico que ha ganado holgadamente casi todas las convocatorias electorales que han tenido lugar en nuestra Comunidad Autónoma se enfrenta a una disyuntiva que será clave en su porvenir: ceder ante posiciones y demandas de los grupos más ultras y claramente minoritarios dentro de las filas populares o mantener una posición moderada, ocupando el espacio político del centro-derecha tradicional del PP. La apuesta radical por el Tratamiento Integral de Lenguas impuesto sin ninguna habilidad y sin  negociación ni consenso con la comunidad educativa, ha generado un conflicto que nunca pensaron se fuera a alargar por lo menos dos semanas y que contase con el gran apoyo social demostrado hasta la fecha y que desembocará en la manifestación del domingo 29-S. Este error de cálculo ha sido fatal, ya que los alcaldes y regidores de la Part Forana y con ellos las juntas locales del Partido Popular, han empezado a temer –con razón– por las consecuencias de esta apuesta por el TIL tan poco meditada ni dialogada. Los sectores más anticatalanistas, que el ex diputado insular popular actualmente en las filas de UPyD Joan Font Rosselló describe en las páginas de El Mundo - El Día de Baleares como “Jorge Campos, UPyD, Aina Aguiló, Toni Camps y este periódico”, están determinados a variar las posiciones tradicionales del Partido Popular en materia lingüística, ya se ve con qué éxito. La crispación generada por los citados es en gran parte la responsable de la actual situación por la que atraviesa el PP. La ciudadanía no comparte que algunos diputados aticen el fuego desde las redes sociales de forma irresponsable, en lugar de mostrarse dialogantes,  moderados y serenos. Joan Font Rosselló se ha convertido en poco tiempo en un ariete contra el Partido Popular y con la rabia del converso, reniega de todo aquello que hizo y votó durante el tiempo que fue diputado insular, como RTVM o Can Domenge. Ellos han conseguido movilizar y dar vida a la izquierda y a los sindicatos, especialmente en muchos pueblos de la Part Forana y, lo más increíble, en Ibiza. Esos sectores más ultras han hecho de su lucha contra el catalán su bandera y culpan del fracaso escolar, sin ningún rigor y en contra de los estudios científicos y pedagógicos que acreditan lo contrario, a la inmersión lingüística que, además, en Baleares nunca ha habido. El Partido Popular de Baleares debe meditar profundamente sobre la conveniencia de seguir  escorándose a posiciones ajenas a su electorado de derecha/centro-derecha, adentrándose en un españolismo radical y un anticatalanismo patológico, que electoralmente es residual y marginal en nuestra sociedad, de natural amable, sosegada, tolerante y alejada de la crispación. El centro político, donde el PP tiene todo el arraigo que necesita para seguir creciendo fuerte como fuerza mayoritaria, es incompatible con la escora excesiva que puede llevar a la nave a volcar y quién sabe si al naufragio.

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