OPINIÓN

De PP balear a PP a secas

Joan riera | Jueves 26 de septiembre de 2013
El conflicto del TIL está produciendo consecuencias insospechadas por su trascendencia dentro y fuera del PP  La protesta de los docentes está obteniendo más apoyos de los que se esperaba el Consolat dentro de la sociedad civil. Buena parte del PP Balear observa azorado el espectáculo. Es un partido plagado de regionalistas y de gente que desde los años 80 veía a su partido como un gran instrumento conservador defensor de los intereses de Baleares ante Madrid. Fue esta la línea ideológica que le imprimieron sus fundadores, comenzando por Gabriel Cañellas. Aquel cañellismo resolvió con inteligencia los problemas idiomáticos inherentes a todas las comunidades bilíngües del planeta. Creó una sociedad armónica y próspera dentro de su diversidad. Pero los tiempos han volcado de forma radical. Por encima de TILES y de TALES, lo que en realidad está dirigiendo José Ramón Bauzá es  transformación del PP balear y cañellista, en el PP a secas, intercambiable con sus compañeros de Madrid, de Mérida o de Murcia. Un PP de cuartel, uniformado, ideologizado hasta la gomina, de pensamiento único y pétreo. Y radicalmente leal al pensamiento  calle Génova. De hecho, muchos de los más estrechos colaboradores de Bauzá ya están encuadrados en esta línea, nueva, importada, de espíritu intransigente, hecha a medida del estilo made in Paseo de la Castellana. Es un modelo difícil de digerir para buena parte de la militanca balear, sobre todo en la Part Forana mallorquina, pero también en Palma, Menorca y las Pitiusas. Bauzá tiene un trabajazo. Madrileñizar una sociedad ocho veces secular no es fácil. Sobre todo después del estallido del conflicto del TIL, que se ha convertido en bandera de autodefensa para muchísimos catalanoparlantes, sean de derechas o de izquierdas. El  PP regionalista que creó Cañellas estaba y está plagado de gente que tiene en el catalán su primera lengua, como lo fue de sus antepasados durante siglos. Son gentes de clase media que ven como la crisis está hundiendo a su propia clase y resquebraja la antigua y sólida estructura social en la cual han vivido toda la vida. Bauzá quiere potenciar el castellano, lengua idearium del PP  a secas.Es un marco en el que los regionalistas de toda la vida pisan plátanos, no se sienten seguros y, sobre todo, no tienen claro a donde van. Creían en la autonomia. No comprenden que se anuncien hachazos a la actual composición del Parlament hasta reducirlo a una apariencia de simple diputación provincial. También  creían y creen  en el bilingüismo, en sus valores culturales propios, en sus costumbres y en su estilo de vida diferenciado. Pero ahora todo zozobra. Se impone el uniformismo.  El el signo de los tiempos. Es el entierro interno del regionalismo. Y los cambios, en época de vacas flacas, siempre son traumáticos, sobre todo para los conservadores.

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