Jaume Santacana | Miércoles 25 de septiembre de 2013
Siguiendo, estrictamente, la brillante e inteligente normativa práctica dictada, en su día, por la brillante e inteligente ministra Bibiana Aido (recuerden su chachipiruli expresión: “miembros y miembras”), a las mujeres que pilotan cualquier artilugio movedizo más o menos automotriz (normalmente, aviones o coches de carreras) se las debe denominar, sin tapujos alguno, “pilotas”.
“Pilotas” aviadoras, haberlas haylas. Pero ¿han visto ustedes, en alguna ocasión, un artefacto de Fórmula 1 conducido por una hembra?
Un servidor no ha gozado, jamás, de semejante visión.
Creo que ya es hora de preguntarnos: qué está pasando: ¿No saben conducir a una velocidad superior a la de las carreteras? ¿Ninguna mujer, hasta el momento presente, se ha planteado el reto de viajar de modo vertiginoso ? ¿No las dejan? ¿Les da vergüenza? ¿Alguna fémina que lo intentó clandestinamente, cuando alcanzó la tercera curva del circuito, se acordó de su difunto marido y se le corrió el rimel? ¿Les da miedo pasar un rato sin nadie al lado con quién discutir?
Siempre he sido partidario de la presencia normalizada de las señoritas en todos los ámbitos de la sociedad, aunque me gustaría, en gran manera, que no se utilizara la forma de las cuotas. Me parece algo despectivo, la verdad.
Conducen, tranquilamente, autobuses ¿no es cierto? Y, algunas – conozco personalmente a dos excelentes camioneras- se atreven con un enorme trailer. Entonces ¿qué carambas sucede?
Evidentemente, abogo enérgicamente, por un drástico cambio en la situación actual. Propongo la inmediata inclusión de “pilotas” en los circuitos de todo el mundo mundial. Seguramente, por su sagacidad innata, por su inteligencia natural y serena, por su innegable equilibrio emocional y por su incontestable capacidad de relación y abstracción se llevarían por delante todos los podios que fueran necesarios. Por si fuera poco, la palabra escudería es femenino; todo esto que tendríamos ganado.
“Pilotas” a correr…y todos más “felizas”.
¿ Para cuándo las “sacerdotas”? ¿O tampoco valen para esto?
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