Martes 24 de septiembre de 2013
El partido de la canciller alemana Angela Merkel, la CDU, ha ganado cómodamente las elecciones federales en Alemania, aunque se ha quedado a tan solo cinco escaños de la mayoría absoluta en el Bundestag. Por ello tendrá que buscar una alianza o con los socialdemócratas del SPD, segunda fuerza parlamentaria con un 25,6% de los votos; o con La Izquierda; o con Los Verdes. El socio tradicional de la CDU, los liberales del FDP, han desaparecido del parlamento alemán lo que ya le ha costado la cabeza al máximo responsable del fracaso, Philipp Rösler.
Angela Merkel ha descartado gobernar en minoría, consciente de que esa sería una gran debilidad que no conviene asumir y además sabedora que la pérdida de la unilateralidad en el gobierno no es un obstáculo, sino una posibilidad de aumentar aún más el apoyo del futuro gobierno federal. Sumar nunca debilita sino que fortalece, aunque haya que ceder en algunos aspectos del propio programa.
Esta es una lección que el Partido Popular de Baleares debiera sacar de lo sucedido en Alemania. Allí no se considera que un gobierno en coalición sea negativo, sino que la ciudadanía lo asocia a mayor estabilidad y mayor consenso en temas cruciales. Aquí, por el contrario, nadie se muestra dispuesto no solo a ceder, sino ni siquiera a sentarse a negociar. Se parte de posturas inmovilistas y se acusa a los demás de exigir claudicaciones, por lo que no es posible ni siquiera sentarse a hablar. Tampoco con la mediación del rector de la UIB, Llorenç Huguet, ofrecida por él mismo como una aportación a una solución dialogada del conflicto que ponga fin a esta huelga indefinida que tanto está perjudicando un normal inicio del curso escolar, sobre todo en la escuela pública.
Se anuncia por parte de la Conselleria d’Educació una reunión urgente de la mesa sectorial de educación, pero únicamente para debatir el calendario de aplicación del Tratamiento Integral de Lenguas para el próximo curso. Sin embargo, el conflicto que más urge solventar es el de este curso, no el próximo.
En estas circunstancias hay que hacer un llamamiento a la responsabilidad y al diálogo. La razón raramente es absoluta y solo está del lado de unos, máxime si se tiene en cuenta que todos reconocen que es importante mejorar en el dominio de una lengua extranjera, pero el motivo de discordia es cómo alcanzarlo y si el TIL es factible aquí y ahora, o no lo es como denuncia la Assemblea de Docents.
Hubo un tiempo en que los políticos de Baleares eran capaces de llegar a acuerdos, quizás porque no les quedaba más remedio pues nadie tenía mayoría absoluta, ni razón absoluta. Ahora parece que nadie quiere llegar a acuerdos porque no los necesitan y de ahí el inmovilismo que todo el mundo exhibe. Sin bisagras, puerta cerrada.
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