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Todos los condicionantes estaban sobre la mesa. Tres partidos sin ganar, 11 goles en contra, sólo dos goles a favor... y la visita del líder Alcorcón. El escenario era perfecto. Era el día para demostrar que lo visto en las primeras jornadas ya era historia. Antes de empezar se mantuvo un minuto de silencio en memoria del exmallorquinista Tomeu Salas, fallecido la semana pasada.
En cuanto el árbito dió permiso para empezar el partido, no lo hizo nada bien el Mallorca. Los primeros diez minutos el conjunto de José Luís Oltra no sabía por donde atajar las internadas del equipo rival, e incluso Pacheco envió una pelota al larguero en un lanzamiento de falta directo.
Pero cuando todo pintaba fatal, apareció Gerard Moreno para enviar la pelota al fondo de la portería, aún con un poco de suerte, y pareció cambiar todo de golpe.
A partir de aquí el Mallorca, sin llevar a cabo un gran juego, controló el partido en todo momento, y cuando el Alcorcón se acercó en un par de ocasiones a la portería local, surgió un gran Miño, que realizó varias paradas de mucho mérito para tranquilizar la situación.
Así se llegó al descanso, para iniciar la segunda parte en el mismo tono que acabó la primera. Sólo la defensa se mostró un poco más floja que el resto de las líneas de campo.
Quién estaba en plenitud fue Gerard Moreno, que en el minuto 56 de partido casi sentenció el mismo al marcar el segundo en una jugada de listo, al presionar al portero del Alcorcón.
A partir de aquí de nuevo Miño fue el más destacado en un par de nuevas intervenciones, aunque el conjunto visitante tampoco demostró la calidad que se le supone al líder imbatido de la categoría. Sólo a punto de acabar el partido el Alcorcón pudo acercarse en el marcador, con un gol de Verdés, precisamente aprovechando un error directo de Rubén Miño, hasta ese momento el mejor del partido junto a Moreno. Al final, aún pasando ciertos nervios tanto en la grada como en el terreno de juego, el Mallorca sumó su primera victoria en su periplo por Segunda.
