El funeral en Mallorca se celebrará el jueves a las 20:00 horas en la parroquia de Santa Maria del Camí.
Después de una vida dedicado a las misiones Miquel Parets Serra, cuyo cuerpo ha sido velado en la parroquia de San Cristobal, en la diócesis de Chosica, ha sido enterrado en el penal de Lurigancho y en el penal de Castro, Castro, dónde ha ejercido su trabajo en la última etapa de su vida.
Ordenado en 1957, su primer contacto con las misiones fue en 1961, cuando llegó a Burundi. Se puede considerar uno de los pioneros en la consolidación de la colaboración de Mallorca en Burundi de manera continuada. En este sentido, en 1965 Nestor Bihionda, el obispo auxiliar de la archidiócesis de Gitega (Burundi), viaja a Mallorca acompañado de Miquel Parets y plantea al obispo de Mallorca, monseñor Rafael Álvarez Lara la posible colaboración de Mallorca con Burudi.
Durante la Semana Santa de 1973 comienza el personal calvario de Parets acusado por las autoridades de Gitongo de supuestas acciones políticas, con los correspondientes juicios ante el gobernador de Gitega. Sin embargo en los juicio se demuestra la falsedad de las acusaciones y no se encuentran motivos para expulsarlo del país. Sin embargo se ve obligado a abandonar la provincia de Gitega.
De esta manera el misionero mallorquín comienza un largo éxodo y se marcha a otras parroquias con los Padres Blancos y capellanes nativos, hasta su expulsión del país en octubre de 1979, junto a otros 52 misioneros.
Tuvieron que pasar 18 años para que Parets se trasladara a Cajamarca, en Perú, donde permanecería 8 años más en dos etapas.
En 1990, a petición del obispo de Muyinga, monseñor Roger Mpungu, Miquel Parets vuelve a Burundi para trabajar en la parróquia de Gitaramuka.Todo había cambiado, tanto la situación política como la acogida a los misioneros, que eran bien acogidos. Por lo que se pide a la Diócesis que restablezca su presencia en la archidiócesis.
En el mes de octubre de 1993 estalla una guerra civil entre hutus y tutsis y entre partidos políticos que durará cerca de 15 años. El obispo de Mallorca ordena a los misioneros que dejen el país, pero Miquel Parets reside 3 meses más en Ruanda, antes de volver a Mallorca.
En 1999 viaja a Perú, concretamente a la parroquia de Sant Cristobal, en la diócesis de Chosica, con un encargo especial para la pastoral penitenciaria en los penales de Lurigancho y Castro Castro.
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