Victor Almonacid tomó posesión del cargo de secretario general del Consell el día 20 de marzo
Víctor Almonacid Lamelas (Valencia, 1973) es el nuevo secretario general de la máxima institución insular. Se licenció en Derecho por la Universidad de Valencia en 1996. Tomó posesión del cargo el 20 de marzo proveniente del Ayuntamiento de Alzira (Valencia) y llega con el reto de implantar completamente la administración electrónica en el Consell d’Eivissa. Ha escrito varios libros, tiene su propio blog (www.nosoloaytos.wordpress.com) y es autor de innumerables artículos sobre la función pública, el Derecho administrativo y la administración electrónica. De esta materia es un reputado experto y sabe que por ello está en la isla.
¿Por qué está en Ibiza?
Vine a impartir una formación en el Consell y me ofrecieron la posibilidad de venir aquí. Lo pensé y les dije que sí.
¿Qué le empujó a aceptar la oferta?
En toda decisión en la vida hay que ponderar los pros y los contras. Había alguna dificultad y todos nos lo pensamos antes de salir de casa. Es una aventura no solo profesional, sino también personal, pero hice la doble lista que siempre se hace de pros y contras y en este caso los pros eran bastante superiores a los contras.
¿Cuánto hay de reto?
Tengo la suerte de tener cierto reconocimiento en mi profesión y me siento valorado, lo digo con agradecimiento y humildemente. Creo que me favorece esa buena reputación y surgen ofertas de trabajo. Me he decantado por esta porque el proyecto me parecía un reto importante. Mi tope profesional había sido la secretaría general del Ayuntamiento de Alzira (Valencia), que es un ayuntamiento importante. Además yo nunca he querido ir a un puesto de libre designación porque me gusta mantener mi independencia. Por eso había rechazado puestos de alto cargo y aunque este lo es, yo vengo en comisión de servicios. El puesto de secretario general está vacante y yo soy secretario general de la Administración local, categoría superior, reúno los requisitos para cubrirlo de esta forma. Estoy aquí por un año, prorrogable por otro.
¿Diría entonces que su estancia en el Consell tiene fecha de finalización?
Eso nunca se sabe. Hay tanto trabajo por hacer que un año no es que me parezca mucho porque el tiempo pasa deprisa, pero cada día que pasa es una aventura. Vamos a ver lo que pasa. Lo primero que hay que hacer es decidir si se prorroga el primer año a un segundo año. Dos años es bastante tiempo. Si en dos años estamos todos contentos y felices, tanto a nivel profesional como a nivel personal, pues podemos plantearnos cubrir la vacante. Puede hacerse por concurso, no necesariamente por libre designación, pero son escenarios que ahora mismo no me puedo plantear porque acabo de entrar.
¿Opina usted que los consells insulars y los cabildos, en tanto que entidades asimiladas a las corporaciones locales, están minusvaloradas, incluso más que las diputaciones provinciales?
Sí. El problema que tienen los consells es que somos administraciones sui generis, un poco híbridas. Legalmente tenemos la consideración de administración local pero en las islas pasa una cosa que no pasa en las diputaciones, esa distancia o lejanía de Mallorca y de Palma, te da la condición de ente descentralizado del Govern. A veces pienso que somos un poco diputación, un poco ayuntamiento, un poco comunidad autónoma e incluso también un poco empresa privada, porque prestamos servicios como la ITV, cosa que casi ninguna administración presta. Hacemos muchas cosas y aunque se minusvalora la administración podría ser un poco culpa nuestra, porque aquello que no se conoce, se minusvalora. El Consell hace muchas cosas y presta muchos servicios y no sé si la ciudadanía los conoce. Si los ciudadanos no saben lo que haces, podrían decir que hay que quitar los consells, como se dijo que había que quitar las diputaciones. Pero habría que preguntarle a la gente que dice eso si sabe lo que hacen los consells y las diputaciones. El día que se informen de lo que hacemos, igual nos valoran como una administración que presta servicios muy importantes porque tenemos ese carácter supramunicipal. El Consell d’Eivissa es absolutamente necesario, porque si no habría un hueco administrativo muy grande y mucha distancia entre los ayuntamientos y el gobierno autonómico.
¿Se considera un burócrata?
No. Todo lo contrario. Uno de mis rasgos profesionales más evidentes es la necesidad de que la administración funcione de la manera más eficiente sin desprecio de la legalidad. Siempre ha habido como dos bandos, uno quizás más político, de que las cosas salgan y que se hagan, y otro más funcionarial, más técnico y jurídico, del procedimiento. Se puede contentar ambas tendencias sin ningún problema. Pero no podemos inventarnos trámites que no están en la Ley. Si usted es legalista, actualmente en paradigma de la Ley es que todo sea electrónico, todo sea automático y lo más rápido posible. No me considero un burócrata, sino una persona que siempre ha intentado simplificar los procedimientos, y esto es lo contrario de la burocracia. Donde se pedían 10 papeles al ciudadano, en las organizaciones donde he trabajado, se ha pasado a pedir uno o ninguno, porque entiendo que las administraciones públicas deberíamos ser interoperables y estar interconectadas y recabar en nombre del ciudadano aquellos documentos que necesitamos.
Pero eso ya lo dice la Ley, ¿no?
Sí, lo dice la Ley. Por eso digo que mi perfil profesional es todo lo contrario a la burocracia. Me considero un enemigo de la burocracia, sin perjuicio de la legalidad, obviamente, porque soy el secretario y soy jurista. Pero de verdad, creo que es posible salvaguardar la Ley y al mismo tiempo simplificar los procedimientos porque seguimos con los procedimientos de hace 30 años.
¿Diría que el principal obstáculo al que se encuentra un secretario general recién llegado son las resistencias a los cambios?
Depende. A veces la resistencia es el mismo secretario. Con un perfil profesional como el mío lo que te encuentras es una cultura administrativa, una tendencia que se va consolidando a lo largo de los años, que todo el mundo da por buena y que nadie se cuestiona. Es relativamente fácil ver e incluso cambiar esto, y lo digo con toda la humildad porque creo que no es tan difícil en mi posición. Se juntan tres elementos para que yo pueda gestionar el cambio. En primer lugar esa reputación de la que hablábamos, que creo que me beneficia. Es bueno que alguien sepa de lo que habla y aún mejor que lo haya hecho ya. El segundo elemento que me favorece es la posición jerárquica. Un jardinero del Consell, dicho sea con todos los respetos, por muy innovador que sea, pues no va a poder gestionar ni liderar el cambio. Y el tercer elemento es que vengo de fuera. Para mí es muy fácil ver lo que no funciona bien, lo que alguien de dentro diría “es que siempre lo hemos hecho así”. Veo todos los días cosas que me escandalizan, y no lo digo por ilegal, que conste, sino por burocrático. Pero trato de adaptarme antes de realizar grandes cambios. Puedo empatizar con la psicología de la gente que lleva 20 o 30 años haciendo las cosas así, y para gestionar el cambio no puedo entrar como un elefante en una cacharrería. Yo mismo estoy poniendo sellos. Me siento muy raro al hacerlo. No ponía sellos desde los 90, cuando empecé en la administración como auxiliar administrativo. Pero los voy a poner hasta que se implante el expediente electrónico porque hay que tener mano izquierda. Todos los días veo cosas que me parecen muy obsoletas, pero realmente no es culpa de nadie. Cada día me colocan en mi mesa una montaña de expedientes que tengo que firmar a mano. Me choca mucho porque hace más de 10 años que implantamos por primera vez la administración electrónica. Los certificados de empadronamiento hace muchos años ya que teníamos firma automatizada, el sello de órgano. A veces me siento como si hubiera regresado al pasado pero también entiendo que hay determinados pasos hacia la modernidad que no se pueden dar si nadie los impulsa y entiendo que debo ser yo el que lo lidere, porque estoy aquí por eso.
¿Qué siente cuando usted plantea algún cambio y alguien le responde: “es que esto siempre se ha hecho así”?
Ese argumento es de los más fáciles a rebatir. Al siempre vamos a ponerle un tiempo, por ejemplo 30 años. Los últimos 30 años se ha hecho así y posiblemente los primeros 10 o 15 se hizo bien, a partir de la mitad de ese tiempo empezó a quedarse obsoleto. Pero nunca nadie tomó la iniciativa de cambiarlo. Ahora resulta que se juntan varias circunstancias. Son formas de actuar anticuadas, ineficaces e ineficientes y además ahora trabajar así es ilegal porque la Ley te dice que la manera de trabajar es electrónica, automática y eficiente. El ordenamiento jurídico que soportaba esa manera de trabajar ha cambiado totalmente. Ni una sola de las leyes que sirvieron de base para organizar esa forma de trabajar, está en vigor. Todas han cambiado. Lo que habrá que hacer es organizarse y trabajar conforme al ordenamiento jurídico vigente. Y eso sin contar que es mejor para el ciudadano, más ágil, más rápido, más legal, más transparente y por si todo eso fuera poco, debemos cumplir la Ley.
¿Cómo quiere transformar el Consell d’Eivissa en estos dos años?
Lo principal es convertir esta administración en una administración electrónica, del Siglo XXI. Estoy seguro de que lo conseguiremos porque si no, ni siquiera habría venido. Se puede hacer y lo haremos.
¿En qué lo va a notar el ciudadano? Pero póngame ejemplos.
La gente lo primero que tiene que saber es que como personas físicas no están obligados a ser electrónicos. Es la administración la que, a nivel interno, debe serlo. El ciudadano moderno puede realizar trámites telemáticos desde su casa y el ciudadano que quiera venir al Consell a que se le atienda personalmente, lo podrá seguir haciendo en 2017 y en 2057. El ciudadano tendrá muchas menos molestias y muchas menos incomodidades por causa de la administración. Vamos a ser mucho más rápidos, prácticamente no le vamos a pedir ningún documento, porque un error que cometemos es pedir una y otra vez el mismo documento al ciudadano, incluso documentos que ni siquiera exige una norma por eso de que siempre se ha hecho así. ¿Por qué pedimos fotocopia del DNI? ¿Por qué pedimos certificado de empadronamiento de alguien que está empadronado en Vila, si el Consell y el Ayuntamiento deberían compartir una base de datos común? Cuando seamos una administración electrónica van a reducirse las molestias y va a mejorar la calidad de la atención ciudadana, independientemente de que el ciudadano no desee utilizar los medios electrónicos, porque nosotros vamos a funcionar de esa manera y eso le va a beneficiar.
Me cuentan que desde que ha llegado usted, algunas cosas que estaban atascadas, se han desbloqueado.
Lo que no puede ser es que un expediente se quede sin tramitar. “Desatascar” es relativamente fácil si partimos de los elementos comunes. En un 80% de las cuestiones problemas, estamos siempre de acuerdo. No puede ser que por un 20% se forme un cuello de botella. Y además este tipo de problemas tiene los días contados, porque cuando el procedimiento esté automatizado, no habrá que decidir cómo se tramita cada expediente. Estará protocolizado y el propio sistema dirá paso uno, paso dos, paso tres. El paso previo es elaborar un catálogo de expedientes. A veces las cosas se atascan por discrepancias y esto paraliza, pero hay que centrarse en el objetivo.
La sensación es que en materia de licitación y contratación pública, el Consell es demasiado lento. Por ejemplo, la licitación de la obra de la carretera de Santa Eulària. ¿La administración electrónica va a mejorar estas cosas?
Sí. En contratación concretamente hay un problema adicional porque aunque los compañeros son muy buenos hay un problema de infradotación del departamento. Ese es otro tema que habrá que abordar, la reorganización del Consell. La consecuencia es que los expedientes de contratación van lentísimos. Si unimos a esa reorganización el uso de medios electrónicos, esto puede mejorar muchísimo. El procedimiento de contratación, sobre todo el de licitación, gana mucho en eficacia y en eficiencia. Uno de los problemas de la contratación deriva de la propia burocracia de la Ley, una Ley que cambiará porque está a punto de aprobarse la nueva y yo creo que la licitación se ralentiza por la burocratización y la cantidad de documentos que les pedimos a las empresas.
¿Y se abaratan los costes?
Infinitamente. En otros proyectos donde hemos implantado la administración electrónica, siempre hacíamos un estudio económico financiero de la reducción de costes para la administración y de reducción de cargas administrativas para el ciudadano. Esto se puede calcular en dinero. Nos salían siempre millones de euros de ahorro, sobre todo para el ciudadano. Por poner un ejemplo, un certificado en papel tiene un coste de 80 euros y el mismo trámite electrónico tiene un coste de 5 euros, con lo que el ahorro es de 75 euros. Eso es una barbaridad. Hay un ahorro considerable y también la calidad en el servicio.
¿Cuándo cree que los ciudadanos percibirán que las cosas están cambiando en el Consell d’Eivissa?
No me atrevería a poner una fecha porque hay que llegar a un equilibrio entre hacer las cosas bien y hacerlas rápido. Si vamos demasiado rápido, las haremos mal y si las hacemos demasiado cautelosamente, iremos lentos. Yo vengo por uno o dos años en comisión de servicio y en ningún caso me iría sin haber implantado el proyecto. De aquí a un año ya tendrá un cierto impacto en la ciudadanía e implantarlo completamente puede costar un poco más.
¿El equipo de gobierno y los funcionarios entienden este proceso y están convencidos de ello?
Por lo general hay muy buena predisposición. El equipo de gobierno lo ve necesario porque, además, les interesa que los ciudadanos perciban que el Consell funciona mejor que ahora, y el interés del funcionario es trabajar mejor. Hasta ahora las resistencias que me he encontrado son pocas, incluso menos que en otras organizaciones, porque aquí es tan evidente la necesidad de mejora que todo el mundo está esperando que pase algo bueno. A nivel político hay apoyo, y de los funcionarios también porque saben que perdemos mucho tiempo en solucionar cosas que deberían estar automatizadas.
¿Quiere añadir algo?
Me gustaría incidir en una idea. Este es un proyecto muy bonito, ilusionante, tanto para mí como para el Consell. Es un win-win. Yo puedo ganar en satisfacción personal/profesional en una etapa de mi vida en que de alguna manera tenía que dejar de explicar lo que ya he hecho y predicar con el ejemplo asumiendo un nuevo reto. No entra en mi carácter personal ni en mi perfil profesional vivir de rentas; explicar durante 20 años lo que hice durante 5. Tengo que volver a implantar algo grande, por supuesto no solo yo sino todo el equipo y todos mis compañeros. Para mí es un reto y un estímulo porque aúno años de experiencia con la energía de ser una persona todavía joven. Y creo al Consell también le beneficia que yo esté aquí, lo digo con toda la humildad, porque es un administración que tiene mucho potencial, pero tiene algunos problemas hereditarios como esa “rareza” institucional, con muchos servicios y muy diferentes, pero ahora hay una oportunidad para mejorar. Esto es el inicio de un proyecto que va a satisfacer a todo el mundo y cuyo gran beneficiario va a ser el ciudadano y el usuario de los servicios públicos, que no es que ahora mismo sean malos, pero que en poco tiempo van a ser mucho mejores. No tengan ninguna duda.
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