Ninguna ficción se inventa a partir de nada. Ahí están los mojones de la realidad suicida, donde los datos son demoledores. Y por otra parte la ficción cuyo poder de convicción es muy superior al de la explicación, como dice Boris Cyrulnik, es un buen medio para hacer que la realidad traumática, en este caso, la suicida sea más soportable.
Este sábado, a las 11,30, en el cine Augusta se proyecta, una docuficcion mallorquína, ( Palma de Mallorca Press) inédita, pionera, no solo por su temática: la conducta suicida que es la tragedia emocional global más devastadora que existe, sino por la narrativa que utilizan para abordar la complejidad de la vivencia autodestructiva. 9 meses de trabajo y muchos profesionales implicados.
Enfoque multidisciplinar, diferentes perspectivas y contextos sobre la temática de las conductas autodestructivas actuales. La caratula del tráiler contextualiza en nuestra en Mallorca unos de los lugares más utilizados y elegidos en nuestra comunidad, por los suicidas, con imágenes nunca vistas y grabadas. Que el documental está hecho con rigor, seriedad y con profesionalidad lo demuestra el que ha sido aceptado en 64 festivales de cine nacionales e internacionales. Su productor no se esperaba semejante éxito ni tampoco el poder de convocatoria de la proyección del sábado, en el que se espera una asistencia muy importante.
Vayamos a la dura realidad de los datos: cada año se quitan la vida unas 900.000 personas y el suicidio es una de las tres primeras causas de muerte entre los habitantes entre 15 y 44 años según la OMS. En Mallorca en 2015 fueron 86, en 2016 bajaron a 70 y este año llevamos diez.
¿Por qué ciertas personas se suicidan? ¿Cuál es la intrahistoria del suicidio? Esta respuesta solo la sabe el que lo hace. Es personal e intransferible. El suicidio es una realidad poliédrica constituida por diversas caras o dimensiones que abarca un amplio abanico de conductas. Sus motivaciones son polivalentes así como sus procedimientos. Acabar con la propia vida se debe a una combinación personal de motivos.
Hacer la autopsia psicológica de una conducta suicida es una tarea muy difícil y complicada. Tenemos los hechos, pero desconocemos el guion. La clave siempre está en el manejo de dos variables: individualizar y contextualizar el fenómeno a nivel intrapersonal, interpersonal y social. Solo esta metodología nos permite aproximarnos a lo acaecido. El análisis siempre debe de contener tres elementos: cuál era el pretexto, cual ha sido el texto y como es el contexto. Las conductas auto líticas no son clónicas. Existen elementos comunes que nos permiten explicarnos porque nuestro cerebro pone en marcha, en determinadas circunstancias,, el circuito de la autodestrucción.
De repente emerge el Crack, cual tsunami emocional que lo arrasa todo y a todos. Solo hay víctimas en la onda expansiva suicida .De nuevo el lado oscuro de una dramática realidad emerge súbitamente - así es la vida- y nos conmueve y remueve insoportablemente. La brutalidad extrema o incomprensible hace añicos y desborda nuestra capacidad de codificación racional.
El cerebro humano tiene un límite, es como la tarjeta visa, a veces entra en quiebra total y el psiquismo se desborda como un gran tsunami (odio, resentimiento, vulnerabilidad, dolor, profunda tristeza y angustia, soledad, sufrimiento, venganza, desamparo, desesperanza) o páramo emocional (desafección total y pérdida del sentido de la vida) se activan circuitos que conducen a una gran auto agresividad. A veces una situación traumática y dolorosa, que no puede ser elaborada psíquicamente es “vomitada” a través del daño autoinfligido.
Ramón Andrés en su excelente ensayo sobre la historia del suicidio, sostiene “que los seres humanos, tan capaces de lo mejor como de lo peor, siempre tuvieron causas para matarse de forma voluntaria, y son las mismas hoy que al inicio de los tiempos: el dolor, la desesperación, el miedo, el hastío, la tristeza, el honor mancillado, la vergüenza (y un largo “etcétera” de desgracias. Naturalmente, también hay componentes patológicos en muchos casos de suicidio, pero no todo es clínica”.
La OMS, ya en el año 2000 decía” que el suicidio no es en sí una enfermedad, ni necesariamente la manifestación de una enfermedad”. Ahora bien, sabemos que uno de los principales factores de riesgo son los trastornos psiquiátricos, sobre todo la depresión grave con desesperanza absoluta y consumo de tóxicos, junto con enfermedades somáticas graves y experiencias críticas vitales.
Es muy importante la detección de las señales de alerta, por el personal especializado así como el tratamiento, a veces hospitalario, de los diversos trastornos psiquiátricos de alto potencial suicida. Según la OMS el abordaje integral y adecuado de la patología psiquiátrica podría reducir en un 20% el suicidio en todo el mundo.
El mensaje del documental es muy claro: hay que poner en marcha medidas preventivas y más recursos públicos ante este grave problema de Salut Publica a cuyas estadísticas oficiales se les puede aplicar el fenómeno “ iceberg”, dado que los datos oficiales emergentes no recogen al realidad suicida sumergida.
Y siempre hay que pedir ayuda a un profesional.
Como decía Garcia Márquez. “si supiera que esta fuera la última vez que te veo salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más”
Y recuerden aun, aquí y ahora que estamos en derrota pero nunca en doma.
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