Este digital publicaba ayer que el Metro se volvió a inundar. Eso ya sería suficiente para criticar la calidad de la gestión de nuestros políticos. Pero la cosa es peor, es más ridícula aún: se volvió a inundar el túnel de Eusebio Estada a su paso por debajo de la vía de Cintura, en Son Oliva; se volvió a inundar el Paseo Marítimo delante de las terminales de pasajeros; se volvió a inundar la Presidencia del Govern. Cada vez que llueve, desde aproximadamente dos décadas, se inundan los mismos lugares. Y cada vez se tiene que hacer lo mismo: cortar las calles, bloqueando los respectivos barrios. Y cada vez, según el caso, enviamos un camión de bomberos para que evacue el agua. ¿Es posible que jamás vayamos a arreglar estos problemas? Pues sí: pasan los años, pasan las décadas, y todo sigue igual. El motivo de que las cosas vayan así es que el sector público está en la ruina en cuanto a calidad de gestión; nadie lleva un inventario de fallos, nadie prioriza los recursos y lo poco se hace está basado en estrictos criterios electorales. Así nos va.
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