La nueva vida del 'sintecho' que conmovió a las redes

'Josete' está "que no se lo cree": desde un policía hasta el conductor de un autobús, todos quieren un selfie con él. El gorrilla más famoso de Palma está en plena de digestión de la epxlosión de su historia. "Agradezco toda la ayuda y apoyo recibido". Pero ahora necesita un trabajo. Quiere ser autosuficiente.

Ha sido esta semana cuando se ha dado a conocer su historia aunque el vídeo lleva ya un año y medio rotando por distintas empresas, en la sombra, en busca de patrocinadores. "Solo un particular y algún amigo de éste pusieron finalmente dinero, y durante todo este tiempo son los que han financiado sus avances", explica a mallorcadiario.com Salva García, dueño y alma de La Salvajería y uno de los promotores del cambio. "Pero no podíamos seguir dependiendo de esta persona, Jose necesita un trabajo estable y una casa para despegar y mantenerse por sí mismo", agrega.

Así que llegó el momento de explotar de verdad el vídeo -firmado por Santi Oliva de Dr. Filmgood, Ángel Romo y José Maria Royo, de Mc Royal- y lo lanzaron al universo Facebook. "A partir de ahí, la bola se ha ido haciendo más y más grande y nos llegan e-mails de medio mundo", dice Salva. Las caras conocidas que pasan habitualmente por su peluqería -Asensio, Rudy Fernández, Malena Costa...- lo han compartido en sus cuentas, potenciando la difusión.

Están manteniendo reuniones con instituciones y el teléfono no para de sonar. "Se mueven cosas para él, pero hay que ser prudentes. No queremos algo precario y que después lo pase peor". José Antonio -que así se llama realmente- bromea con este digital: "Está claro que no me voy a meter a arquitecto, tenemos que ir viendo dónde encajo y dónde puedo dar lo mejor de mí", además de curarse de una infección que tiene en el oído y un problema en el pie. "Tengo que estar a tope".

De momento, duerme bajo un techo decente (comparte piso con otro hombre, después de meses en un edificio abandonado de Palma que se derrumbó en diciembre) y además, le ha salido ayuda con la comida: "Varios locales se han puesto en contacto con nosotros para que vaya a comer cuando quiera", señala Salva.

Comida, en la mesa, y comida para el espíritu: "Quiero vivir, no a sobrevivir, que es lo que venía haciendo desde hacía mucho tiempo". Su cama, su techo, sus hábitos, sus conversaciones con amigos... Poco a poco vuelve el orden.

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