La chispa de la vida

La verdad es que el titular puede inducir a error, pues traer a colación el más famoso de los eslóganes de esa por todos conocida bebida gaseosa y refrescante, tan solo un par de días después de la agria polémia generada por el portavoz de Podemos en el Senado, Ramón Espinar, puede sonar a guasa. Pero nada más lejos de mi intención tratar este asunto, si bien es cierto queda constatado que, por un lado, hay ir con cuidado con lo que se proclama, porque luego hay que actuar en consecuencia y ser muy cuidadoso con las formas y, por otra parte, creo hubiera bastado con sus disculpas, que le honran, pero sin añadir a continuación acusaciones a otros partidos políticos aprovechando la coyuntura. ¡Qué difícil resulta a veces no pasarse de frenada!

Dicho esto, lo cierto es que durante estas últimas semanas se vienen encadenando todo un conjunto de noticias nada positivas. Algunas son devastadoras, hasta el punto de hacernos dudar de nuestra propia condición humana. Por citar solo algunas, nos podemos referir al atentado terrorista en Moscú, a los nuevos ataques con armas químicas a civiles en Siria o a actos criminales sin ningún tipo de sentido como el ocurrido ayer mismo en Llucmajor. Pero la cosa no se detiene ahí, pues no dejamos de escuchar constantes referencias a asuntos “domésticos” menos dramáticos con los que parece hemos aprendido a convivir por deplorables que puedan resultar, como el caso de corrupción relacionado con algunos elementos de la policía local de Palma, el conflicto generado por sentencias relacionadas con la libertad de expresión que vienen a reconocer, en mi opinión de forma correcta, que no vale todo y que todo derecho tiene límites en el respeto a los derechos de los demás, o incluso la reciente polémica relacionada con el fraccionamiento de contratos que salpica al Govern. Hasta el deporte aparece manchado por la avaricia y la codicia humanas; compra de partidos y jugadores en el deporte rey, preocupantes cuestiones que plantea el cada vez más complejo mundo de las apuestas deportivas o las presuntas redes de corrupción en las más variadas disciplinas deportivas a nivel federativo. Si a todo esto añadimos esos problemas cuotidianos que todos gestionamos con mayor o menor éxito en nuestro día a día, la verdad es que nos vemos tentados a bajar los brazos.

No resulta fácil levantarse cada día y tratar de hacer las cosas bien, dar lo mejor en cada momento, incluso en los menos buenos, a sabiendas ocurren todas estas cosas y reconociendo semejantes dramas y actitudes tan lamentables, tan dolorosas, tan humanas…A veces surgen interrogantes y dudas acerca de nuestro esfuerzo y su recompensa. Y si reflexionamos y tratamos de buscar explicación a todo lo que ocurre a nuestro alrededor, pronto cunde el desánimo. Al final, lo único relevante es que todos y cada uno de nosotros podemos elegir en cada momento, cada día, el tipo de persona que queremos ser. Y tengamos claro que nada ni nadie debe influir en nuestra manera de ver la vida, de afrontar los obstáculos y luchar por nuestros retos. Difícilmente podremos salvar el mundo pero a buen seguro, con nuestros actos, día a día, podemos hacer de éste un mundo mejor. Con nuestros errores, con nuestras limitaciones, con nuestras dudas y con nuestras preguntas sin respuesta podemos seguir el camino que para nosotros merece la pena. Da igual que las circunstancias o determinadas personas no estén por la labor pues parte del reto es mantener la ilusión, tener siempre ese objetivo en el horizonte pase lo que pase y pese a quien pese.

Sí, ocurren cada día muchas desgracias que no debemos ignorar. Pero, del mismo modo, suceden tambián cosas maravillosas que nos hacen tener esperanza. Desde nuestro lugar en la sociedad, tratemos de aportar nuestro pequeño granito de arena, sin renunciar a lo que somos ni perder un ápice de ilusión. No perdamos nunca esa chispa, la que nos motiva y hace que nos atrevamos, que luchemos por las cosas que merecen la pena. Tengamos valor y no bajemos los brazos, pues como decía Platón: “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”.