En el caso concreto de la música, algunas bandas sonoras consiguen tener a veces, además, una vida propia e independiente más allá de la gran pantalla, sobre todo en el caso de las composiciones creadas por los grandes maestros. Uno de ellos fue, sin duda, John Barry, que hoy sigue siendo, merecidamente, uno de los más recordados.
Una parte de su dilatada y prolífica carrera en el cine estuvo ligada a las películas de James Bond. A Barry le debemos, en ese sentido, el conocidísimo tema principal de dicha saga, que se ha ido manteniendo a lo largo de los años. De ahí que sea muy difícil pensar en el agente 007 sin hacerlo también en el autor de Goldfinger o Diamantes para la eternidad.
Pero Barry es también, y sobre todo, el autor de algunas de las más bellas y románticas bandas sonoras de toda la historia del cine. De todas las que compuso, la que a mí más me gusta es la que creó para La calle del adiós, que es quizás también la mejor película del casi siempre interesante aunque a veces algo irregular director Peter Hyams.
En La calle del adiós, la música de Barry se adapta de manera perfecta a la historia que se nos va a contar, la de un amor imposible en plena Segunda Guerra Mundial, cuyos protagonistas serán Harrison Ford y Lesley-Anne Down.
El romanticismo extremo del tema principal de la película es capaz de transmitirnos, con delicadeza y melancolía, diversas sensaciones y sentimientos ya casi desde su inicio, relacionados con la fugacidad y la fragilidad de la vida, el poder del amor, la tristeza que provoca una separación o la desolación absoluta que causa cualquier guerra.
La música de Barry para La calle del adiós consigue transmitirnos también, de manera igualmente brillante, cuál sería quizás el único antídoto posible en medio de una guerra, el de la valentía y el heroísmo de los seres anónimos frente al miedo y el terror.
Admiro muchísimo otras composiciones o bandas sonoras suyas, como las de Nacida libre, Cowboy de medianoche —inolvidable su bellísimo solo de armónica—, Memorias de África o Bailando con lobos, pero para mí La calle del adiós sintetiza y compendia de algún modo todas las virtudes de John Barry como compositor, las mismas que le convirtieron en uno de los autores más queridos y valorados de las últimas décadas, y no sólo por quienes aman o amamos la música y el cine.
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