La Justicia, con mayúsculas, está para juzgar, para analizar los hechos y decidir si constituyen o no un delito, y no para ironizar y mucho menos con un suceso luctuoso, como ha sido el naufragio del crucero Costa Concordia, que hasta ahora ha provocado 16 muertos, además de otros tantos desaparecidos.
Todo esto viene a cuento de las palabras pronunciadas por el fiscal anticorrupción Pedro Horrach, quien ha ironizado en torno a la defensa desplegada por el expresidentes del Govern Jaume Matas y el periodista Antonio Alemany, durante el primer juicio del caso Palma Arena, afirmando que: “Ambos se cayeron en una lancha que, casualmente, pasaba por allí”.
Unas palabras que constituyen una intolerable falta de respeto para con las víctimas del naufragio, aparte de su nula calidad jurídica.
Un juicio no es para lucirse personalmente, ni para lanzar ironías o juicios de valor, un juicio es algo mucho más serio que todo eso, porque de la sentencia depende la condena o la absolución de una persona. No se juzgan intenciones sino hechos y a esos hay que atenerse. Las frases para titulares de medios de comunicación no tienen lugar en temas tan serios como los que se están juzgando.
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