Hay que felicitar al Govern de Francina Armengol por el indudable éxito que supone la puesta en marcha de las líneas de transporte colectivo interurbano desde el aeropuerto de Son Sant Joan hasta las principales zonas turísticas de la isla. Pese a las reticencias de los taxistas, expresadas en sucesivas protestas protagonizadas por este colectivo, que veía severamente amenazado buena parte de su negocio con los planes anunciados por el Ejecutivo y negociados por el conseller Marc Pons, finalmente estos han decidido aceptar las líneas de autobuses desde el aeropuerto a cambio de ciertas mejoras en el servicio de taxis.
Sin embargo, y pese al tanto que se ha adjudicado, procede que el Govern analice si no podría haber conseguido lo mismo sin que los taxistas hayan tenido que movilizarse en dos ocasiones y si una negociación que mereciera tal nombre desde el minuto uno habría permitido muchos tantos dolores de cabeza tanto a los manifestantes como al propio Ejecutivo. Y es que pese a los anuncios de diálogo y disposición al acuerdo, el Govern Armengol se está mostrando muy a menudo proclive a imponer su criterio o al menos a anunciarlo formalmente sin tener en cuenta las posiciones de otros colectivos afectados. Y así tenemos las sucesivas huelgas en Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) que parecen no poderse solucionar nunca. El Govern debe dialogar antes y no después de las movilizaciones de los perjudicados por sus decisiones legítimas.
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