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El conflicto como forma de gobierno

Una parte significativa de la sociedad, colectivos y representantes sociales están reaccionando con contestación  y  contundencia a las medidas de recorte del ejecutivo frente a la crisis. La conflictividad acompaña al día a día de amplios y relevantes sectores. La conflictividad en el sector sanitario, afecta a la esfera personal, institucional y política. También en la salud, la conflictividad, se ha convertido en el más común de los estados.

La génesis de un conflicto. La esencia de un conflicto viene dada porque intereses contrapuestos entran en confrontación. Es difícil aceptar que entre administración,  ciudadanos  y profesionales predominen, de forma general,  las diferencias. Los objetivos esenciales, son comunes. Ciudadanos, profesionales y administración, buscan los mismos fines. Es importante profundizar en las razones por las que la discrepancia se ha convertido en la moneda de  uso habitual.

No me vale, por simple, poco imaginativa y tópica, la explicación que atribuye la reacción a  la pérdida de supuestos privilegios, estatus o poder. La génesis de los conflictos son múltiples y es preciso separar las causas del conflicto, el factor precipitante, que este caso, coincidiríamos en su identificación y en las causas por las que se mantienen.  La causa básica la podemos encontrar en la situación socio-económica; el factor precipitante del ultimo episodio de conflicto, en el encarnizamiento entre las partes como consecuencia a una decisión política, y el mantenimiento en la interpretada como pésima gestión del conflicto. La interpretación de una sentencia se ha presentado como una arbitrariedad de la oposición actual cuando era gobierno. El colectivo afectado la ha percibido como una agresión.  En el mejor de los casos, el resultado final, se parecerá a la situación inicial. Se  ha lesionado la confianza entre las partes; la inseguridad y la incertidumbre sobre la potencial irreversibilidad de unos errores administrativos,  han puesto en entredicho la dignidad de los profesionales y ha afectado directamente a su bolsillo.

Partes del conflicto. El desacuerdo es patente. Me pregunto que parte del conflicto y de la confrontación vienen dadas por las medidas tomadas, cual por sus consecuencias y cual por la forma de aplicarlas; en definitiva cuales de las reacciones obedecen esencialmente a  intereses personales o de grupo, cuales basadas en la defensa de unos principios y valores y cuales en la inseguridad jurídica creada.  Y sobre todo, es preocpante,  la repercusión sobre la calidad de la asistencia a corto, medio y largo plazo. Un conflicto no resuelto es un potente factor de desmotivación y abre las puertas a la ineficiencia. La ocurrencia que ha dado forma a la salida, queda pendiente del final féliz.

La medidas para reducir el gasto público y que generen ahorro son necesarias e indiscutibles. La voluntad de sacrificio y corresponsabilidad de los profesionales sanitarios son una realidad constatable. Las consecuencias sobre su nivel de ingresos una realidad palpable. La corresponsabilidad de los profesionales en el nivel y calidad del servicio son patentes.

Lo verdaderamente preocupante es que, según la opinión de amplios sectores, la actitud, las formas y no las medidas de recorte ni sus consecuencias, son los responsables de la contestación mayoritaria. La irreflexión y la irresponsabilidad en la forma de aplicarlas, pueden estar generando la mayor parte del rechazo. Lo extremadamente lesivo, es que si no se reconducen las formas de actuar, abocaremos al sector al conflicto inducido, permanente y progresivo y  a la repercusión sobre su funcionamiento.

La parte innecesaria y evitable de un conflicto, se fundamenta en las dificultades en reconocer que,  la satisfacción de las necesidades de una parte no impide la satisfacción de la otra y que la falta de información, la mala comunicación y el partir de percepciones poco realistas o equivocadas provoca una escalada innecesaria y destructiva. El actual nivel de conflictividad es una carga muy pesada para toda la sociedad y una hipoteca para la mejora de los resultados.

Conflicto como instrumento de cambio. El conflicto social controlado e integrado, puede convertirse en una oportunidad de reforma, de modernización de la administración, y el punto de inicio de la senda de recuperación de la confianza en la maltrecha credibilidad de la clase política y sentar las bases para la estabilidad social y la recuperación de la economía. Hasta la fecha una oportunidad perdida.

Uno de los infortunios de esta sociedad, es que los responsables del deterioro de un servicio público ya no estarán a partir del medio plazo, para poder responder de ellos. Bien porque hayan conseguido una situación de más interés personal (que ellos miden como nivel de ingresos, reconocimiento e influencia) o se habrán quedado por el camino. Mucho de ellos,  la mayoría, bajo la influencia tóxica de un entorno de aduladores, volverán al anonimato, dejando el desaguisado de su gestión para escarnio de los que creyeron en ellos.

No se tiene por que  dudar de la buena voluntad del ejecutivo, pero tampoco podemos obviar  la notoriedad de los errores evitables que se han producido.  La realidad muestra que los ciudadanos están preocupados, los profesionales indignados y los directivos –muchos de ellos, con sonadas excepciones, altamente competentes-, están desconcertados. Por la vía de los hechos, el conflicto se ha convertido en una forma de gobierno

El conflicto no se puede entender sin analizar su contexto social.  Donde tendría que haber cooperación, en un momento sociopolítico de dolor, precariedad laboral, y dificultad en relanzar la actividad económica, se percibe como desconfianza y es necesario, con la contribución de todos, darle la vuelta.

El tratamiento. El diagnóstico es más fácil que el tratamiento. Pero sólo el diagnostico certero permite una buena actuación terapéutica. Tres elementos son necesarios para salir de este “jardín “.

  1. 1.       El factor humano. La clave personal, la competencia, la dedicación, la responsabilidad y el conocimiento,  es básica para recuperar la confianza y con ella la senda de la recuperación. El factor humano, ha sido uno de los elemento defintivos en la génesis y cronificación del conflicto y la solución, pasa por el factor humano.
  2. 2.       Recuperar  el centro de decisión sanitaria.  Hay elementos que hacen pensar que lel centro de decisión está desplazado, muy desplazado, totalmente desplazado a los ámbitos políticos y económicos; las decisiones sobre la salud de los ciudadanos lsa toman personas  sin conocimientos del sector que  parten de diagnósticos inciertos, por no decir equivocados  y lo basan en la frialdad de las formulas que aplican en las hojas de calculo.  El conflicto de intereses, de valores y de roles (poder y autoridad) necesita  de una estructura sanitaria fuerte.
  3. 3.       Evitar la contaminación de las decisiones que afectan a la asistencia sanitaria, a la  eficiencia y confianza del sector, con los tics e intereses partidistas.

 

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Etiquetas: PRIMUM NON NOCERE

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