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La Audiencia Provincial de Baleares ha condenado a cinco años y medio de prisión al exdirector financiero del grupo inmobiliario balear Kühn & Partner, Martín Font, por apropiarse de hasta un total de 354.242 euros de varias mercantiles pertenecientes a este conglomerado empresarial, estafa que perpetró a través de una sociedad creada expresamente para poner a nombre de ésta las cuentas corrientes en las que ingresarían el dinero defraudado.
En concreto, sobre Font pesan los delitos de estafa continuada, alzamiento de bienes y apropiación indebida, y junto al cumplimiento de la pena de prisión deberá indemnizar al representante de las empresas perjudicadas, Mattias Kühn, con 313.802 euros. Inicialmente, la Fiscalía solicitaba 12 años de cárcel para el acusado y posteriormente rebajó su petición hasta diez años y medio.
Al ser interrogado ante el tribunal, el administrador del grupo, Matthias Kühn, querellante en esta causa a través del letrado Rafael Perera, manifestó que tenía "absoluta confianza" en su subordinado, puesto que él mismo "no podía controlarlo todo" a tenor del incremento de actividad de su grupo, de forma que "tenía que fiarme de mi equipo".
El tribunal de la Sección Segunda considera probado cómo el acusado se valió de la relación de confianza que tenía con Kühn y del hecho de que tenía firma autorizada en varias cuentas bancarias de su grupo, además de que una de sus funciones era pasar a la firma de su superior los diferentes pagos a realizar por los servicios prestados a las distintas empresas del conglomerado, para destinar numerosos de estos efectos económicos a una cuenta corriente de su titularidad.
De igual modo, otros de los traspasos los ingresó en otra cuenta había abierto a nombre de Iots de Mallorca, empresa de su propiedad. Durante el juicio por estos hechos, Font admitió haber ingresado las cantidades en cuentas de su propiedad, si bien alegó que éstas se correspondían con las comisiones pactadas verbalmente con Kühn por prestamos concedidos por una entidad bancaria, gracias a su intervención para conseguirlos.
No obstante, el propio Kühn explicó que era él quien conseguía la financiación para la empresa, y no el director financiero, quien se encargaba de gestionar la documentación que la entidad crediticia le solicitaba para formalizar los préstamos.
La resolución relata además que el inculpado se quedó con un vehículo Audi que le había sido cedido por la inmobiliaria, que había adquirido a través de 'leasing' dos automóviles de alta gama al gusto y elección del exdirector financiero y de otro alto cargo del grupo empresarial, con el fin de dotarles de vehículo de empresa.
Sin embargo, tras finalizar la relación laboral en Kühn & Partner, el procesado no devolvió el coche y continuó haciendo uso del mismo hasta que, en febrero de 2007, hizo entrega del vehículo tras numerosos requerimientos judiciales. Durante el tiempo en que lo empleó de forma indebida, se le impusieron numerosas multas (de septiembre de 2001 a mayo de 2005) cuyo importe ascendió a 2.755 euros al que tuvo que hacer frente el grupo, mientras que los daños causados por la falta de disponibilidad del automóvil se elevaron a los 13.000.
Es más, el tribunal señala que, una vez que Font tuvo conocimiento de que Kühn se había querellado contra él, con la intención de impedir que le embargasen los bienes que había adquirido a través de la sociedad creada por él, vendió, por un total de 133.535 euros, un inmueble que había adquirido en el Port de Pollença.
La sentencia destaca que, durante el curso de la instrucción de esta causa, se le requirió al acusado que presentara las declaraciones de impuestos tanto a su nombre como de Iots de Mallorca, si bien procedió a presentar documentos falsos que él mismo había creado y que diferían de los realmente registrados en Hacienda. Finalmente, la Audiencia apunta que durante la instrucción de estas pesquisas por parte del Juzgado de Instrucción número 5 de Palma se han producido retrasos que "no obedecen a causa alguna que lo justifique".
En su declaración durante el juicio, el acusado negó haber estado autorizado en cuenta bancaria alguna del grupo ni haber tenido acceso a la contabilidad del mismo. Font recordó que dejó de prestar servicios al grupo cuando, en verano de 2001, las exigencias de financiación eran "excesivas" y el nivel de endeudamiento de la empresa era tan elevado que los bancos dejaron de financiar operaciones.
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