A mí me parece absolutamente natural y comprensible que cada cual defienda sus derechos y sus intereses de la forma y manera que más le convenga. Hasta ahí nada que decir. Lo que ya no me parece tan bien es que esa defensa pase por pisotear mis derechos como consumidor. Eso es lo que hacen los comerciantes afiliados al lobby de Pimeco y Afedeco. Pretenden proteger sus negocios impidiéndome a mí comprar cuando puedo y quiero, con mi mujer y mis hijos, principalmente los domingos que es cuando los dos libramos y los niños no tienen cole. Su oposición numantina a la apertura de los comercios los domingos es propia del siglo pasado y no se entiende que pretendan competir en un mundo como el actual a base de evitar la libre competencia y de obligar a cerrar al resto de negocios. Si ellos quieren tener cerrado los domingos, allá ellos. Pero lo que pretenden –y consiguen, a base de ladrar y llorar– es obligar a los demás a tener cerrado cuando ellos no quieren trabajar. Y así tenemos que pasar por el tubo de su capricho todos los ciudadanos. Solo deseo que el Gobierno del PP ponga fin a este absurdo y con la Ley de Comercio que se ha anunciado, den libertad de horarios para abrir a todos los que quieran. No pido que les obliguen a hacerlo, solo que no lo prohíban a los que sí quieran trabajar y vender cuando sea, también los domingos y festivos cuando hay clientes como yo que sí queremos comprar y no podemos.
Isaac González Cué. Santa María del Camí.
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