En este país de vividores de subvenciones, el papel de la Obra Cultural Balear se revela cada día con más claridad. Erigidos en defensores y paladines de la lengua, a la vez que receptores de miles de euros, no se cortan ni un pelo en atacar al Govern de Bauzá por los recortes con los 211.000 euros que la expresidenta del Consell, Francina Armengol, según publica El Mundo, les dejó de regalo antes de irse, pese a que ya había perdido las elecciones. Y ahora nos encontramos que estos vividores de la lengua utilizan el dinero de todos los ciudadanos para hacer política de oposición, mientras no hay dinero para pagar a proveedores o a las asociaciones de discapacitados. Y lo más indignante de todo es que estos 211.000 euros servirán para convocar manifestaciones en “defensa de la cultura, la sanidad, la educación y las políticas sociales”, cuando esa cantidad debería ir directamente a estos sectores y no a los que han hecho de la lengua un negocio y una forma de vida. Si la Obra Cultura Balear quiere seguir adelante con su política de oposición, su oficina de denuncias lingüísticas, sus manifestaciones… Lo que le dé la gana, que lo haga, pero con su dinero, el de sus dirigentes y el de sus socios y no el de todos los ciudadanos. Hay muchos voluntarios en estas Islas que trabajan por y para los ciudadanos y no reciben ni un euro a cambio. Que aprendan de ellos.
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