No es que el fichaje de Manolo Reina, procedente del Gimnastic, sea malo ni mucho menos. Portero de la máxima confianza de Vicente Moreno y su respetable edad suma más que resta en una categoría como la Segunda B. No obstante, igual que en el caso de Abdón Prats, los contratos de larga duración están contraindicados pues terminan convirtiéndose en un problema si no rinden y otro mayor si lo hacen, porque terminan marchándose y sus incorporaciones chocan de plano con el proyecto a largo plazo que se quiere vender al mallorquinismo. Una trola más para conservar el puesto.
Otra hipótesis discutible es la de confeccionar la plantilla al exclusivo gusto del técnico, sea cual sea. Preguntemos en Valencia, donde Jorge Valdano reforzó al Mallorca al prescindir de Engonga, Iván Campo, Eskurza, Gálvez, etc de una sola tacada o, sin atravesar el Mediterráneo, la influencia de Fernando Vázquez en el verano del 2016 que el club pagó con las incorporaciones de Juan Domínguez, Juan Rodríguez, Salomao y Culio, cuyo balance no es preciso recordar.
El nuevo entrenador del Mallorca hace un tiempo que ya no trabaja con alguno de sus recomendados. No olvidemos que su anterior equipo salvó el descenso muy al final y por los pelos. Solo el tiempo dirá si Molango y Recio sin conocimientos, recursos ni contactos, han tropezado por segunda vez en la misma piedra.
