La catedral de Palma, el monumento más emblemático de la ciudad, es básicamente un templo gótico, aunque el portal mayor, que se terminó en 1601, pertenece al Renacimiento tardío. La fachada principal es neogótica y está superpuesta a la antigua que amenazaba con desplomarse; se llevó a cabo según el proyecto de Juan Peyronnet, de 1855. La fachada del sur configura lo que posiblemente es la silueta más representativa de Palma, caracterizándose por el ritmo vertical que marcan los contrafuertes coronados por pináculos. En ella se encuentra el portal gótico del siglo XIV denominado del Mirador, cuya construcción fue dirigida por Pere Morey, en el que destacan las esculturas realizadas por Jean de Valenciennes. El portal norte, del siglo XIV, es el de la Almoina y tiene arquería gótica. La catedral mide 6.600 metros cuadrados de superficie y se proyectó inicialmente con 87 ventanales y siete rosetones, muchos de los cuales permanecen aún cegados. La planta tiene tres naves; la cubierta está formada por bóvedas de crucería que se apoyan sobre esbeltas columnas que alcanzan gran altura y dinamismo; el ábside central contiene la capilla elevada de la Trinitat, lugar donde están situados los reyes de Mallorca Jaime II y Jaime III; el presbiterio con el altar mayor, la cátedra medieval y la sillería del siglo XVI configuran la capilla Real. Los laterales acogen dieciséis capillas, la mayoría con retablos barrocos. Dos de estas capillas son absidales: la del Corpus Christi, que muestra un destacable retablo barroco y el sepulcro de Ramón de Torrella en un lateral, y la de san Pedro. La reforma de Gaudí, iniciada en 1904, eliminó el coro central y recuperó la cátedra gótica. La torre del campanario está adosada al portal de la Almoina y posee un conjunto de campanas entre las que destaca n’Eloi. Las salas capitulares y la sacristía de Vermells alojan el fondo del Museo catedralicio.
