Personas con ingresos, trabajo, e incluso vivienda propia, pero que rechazan pagar los altos precios del alquiler al ser destinados a la isla. Es el nuevo perfil de okupa que están constatando detectives y abogados, sobre todo en fincas rústicas y promociones de obra nueva, que se une al fenómeno de la inquiokupación, con mafias organizadas incluso con asesoría legal, utilizando la falsa vulnerabilidad. Bajo el amparo de la ley, los procesos se dilatan en el tiempo durante años, perjudicando a propietarios y agravando el problema de la falta de oferta.