Su caso es un ejemplo de superación y aceptación, que le ha llevado a ser la cara y la voz de la asociación que considera que le cambió la vida, ALAS, y que le permite poder contar ahora, con una amplia sonrisa, su historia y demostrar que sí se puede tener una vida normal y luchar contra la exclusión social. "Sentirte apoyada y poder contar que vives con VIH, ayuda a desarraigar el estigma y, sobre todo, a no vivir con un peso enorme".